El odio, la ignorancia y el negativismo hace amistades muy curiosas. Así en Talavera vemos como grupos radicales de izquierda encuentran portavoz en la ultraderecha de Vox. El mismo discurso y la misma desfachatez.
Lo del Prado es un tema delicado, no cabe la menor duda. Por eso se ha tratado con escrupuloso respeto por los procedimientos legales y técnicos. Quien lo niega miente o es un simple ignorante.
El Prado lleva décadas languideciendo sin que nadie haya hecho nada. Absolutamente nada. Por eso resulta grotesco oír a los señores del PP pedir explicaciones, como si ellos no hubiesen estado al frente del gobierno municipal durante ocho años. Pero sería injusto limitar el problema del Prado a los últimos 10 o 12 años. Lo cierto es que la dejadez del Prado viene de muy lejos y ha tenido muchos “responsables políticos” que han hecho dejación de funciones.
Pero también han hecho dejación de funciones esos que ahora claman desde las trincheras del ecologismo. No hicieron su trabajo durante años de desidia con el Prado ni han hecho su trabajo cuando el proyecto empezó a tomar forma y se sometió al escrutinio técnico, jurídico y ciudadano.
Ahora que salen expertos por todas partes, me pregunto dónde estaban cuando el Prado se moría. Ahora que los indignados se manifiestan y se rasgan las vestiduras y hacen grandes declaraciones y discursos infames en el salón de plenos, me pregunto dónde han estado cuando todo esto se inició. ¿En qué taberna estaban que olvidaron que tenían una responsabilidad y una obligación con nuestra ciudad?
Lo único cierto y reseñable en todo este asunto es que había un problema enorme con nuestro jardín más señero y más entrañable y que un equipo de gobierno, con un concejal valiente al frente, han tomado la determinación de solucionar de raíz.
Tendremos un Prado esplendoroso durante 100 años, decía el concejal el otro día en el pleno mientras otros bramaban con ocurrencias y mentiras intentando dañar al gobierno municipal e importándoles un comino el Prado y los árboles.
Talavera necesitaba dirigentes con determinación, con coraje y con una vocación inquebrantable para hacer lo que es necesario sin someterse a las veleidades de grupos de interés con intenciones infames.
Aquí hay mucho sinvergüenza que va de cordero mientras llama doberman a quien señala sus miserias. Por algo será.