Septiembre entra en escena, sin lugar a dudas uno de los meses más especiales y llenos de simbología del año. Septiembre es volver a la rutina, al orden, es el mes de los reencuentros tras los meses veraniegos, el mes de los inicios y nuevos propósitos, al igual que enero, y también, por tanto, es tiempo de reflexión.
Y de ello van estas líneas, de reflexionar, en este caso acerca de nuestra ciudad, Talavera de la Reina. Aquí aún sigue coleando la resaca del gran evento albergado el pasado 9 de septiembre: inicio y llegada de la etapa 19 de la Vuelta Ciclista a España 2022. Medios de comunicación, talaveranos y aficionados llegados de fuera inundando las calles de alegría y colorido, hoteles y zonas hosteleras llenos hasta la bandera… En definitiva, otro día grande en Talavera, siendo un foco de interés a nivel nacional, con horas acumuladas en directo en la televisión pública del país y albergando un evento deportivo de primer nivel. Con el impacto positivo que ello supone, en todos los aspectos.
La organización y el resultado fueron, además, un éxito, por lo que, aparentemente, todo perfecto, ¿verdad? Para un servidor, nuevamente sentimientos encontrados. Tenemos una cerámica que está declarada Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por parte de la UNESCO, tres deportistas olímpicos cosechando éxito tras éxito en los últimos años, un restaurante, Raíces, situado permanentemente en la lista de los mejores de España, con estrella Michelín incluida, tenemos también la capacidad de albergar citas y eventos de primera categoría… Y, sin embargo, parece que lo que no cambiamos es la sensación de no creérnoslo, de no explotar el enorme potencial que tiene Talavera de la Reina.
Se veía tan bonita la ciudad durante la retransmisión, tanto terrestre como aérea, de la etapa de la Vuelta, que hasta al narrador de TVE le pareció ver el caudal del Río Tajo, abundante. Y es que ese es el sentir general de las personas que nos visitan, no lo del caudal del río, sino que Talavera merece la pena. Por su ubicación, por su gastronomía, por su cultura, por su comodidad… Por mil razones. ¿Y nosotros? Nosotros no, el día a día en Talavera es una disputa constante entre los que creemos en nuestras raíces y su potencial, y los que lo desprecian, lo minusvaloran y/o solo aportan críticas y negatividad. Un problema ciudadano del que se beneficia la clase política. Reivindicamos constantemente el abandono, cierto y palpable, por parte de los autoridades hacia nuestra ciudad, pero, ¿qué presión van a sentir para hacer nada desde dichos estamentos si entre nosotros nos ponemos zancadillas?
De verdad, cambiemos, valoremos lo que tenemos y empecemos a creérnoslo: Talavera merece la pena.