En un universo paralelo donde todos fuéramos autónomos, ¿qué pasaría? Pasaría que el absentismo sería mínimo, las bajas laborales serían reales, mejoraría la productividad, la eficiencia y la eficacia de los trabajadores, los salarios serían más altos y no existirían plazas de trabajo que no son necesarias.
En este Universo paralelo, a las personas que les gusta vivir de las prestaciones, del paro, o del empresario, tendrían grandes dificultades o se tendrían que poner “las pilas” para trabajar, como todos.
Pasaría que cambiaría también la elección de carrera y sería basada en las habilidades de la persona y en lo que le apasiona, y no por la premisa de “ganancia máxima y esfuerzo mínimo”.
En este Universo paralelo, tendríamos políticos de vocación y no habría funcionarios públicos, habría autónomos felices y menos impuestos.
Pasaría que habría que reformular sistemas, como el de pensiones, pero esto sería posible por los políticos vocacionales.