En las últimas semanas estamos asistiendo a una serie de movilizaciones que están siendo secundadas por miles de ciudadanos desde muchos puntos de la geografía nacional.
Y la situación no es para menos, atendiendo a que la preocupación por el “tema: vivienda” acaba de escalar al top-3 de los principales problemas vivenciados por los españoles.
Pero rasquemos un poco más en el alcance del tema para lograr entender mejor su complejidad.
De todos es conocido que uno de los principios constitucionales es precisamente el que “Todos los españoles tienen derecho a disfrutar de una vivienda digna y adecuada”. Pues por supuesto, faltaría más!
¿Pero qué arrojan los últimos informes publicados al respecto sobre los datos de vivienda en España? Agárrense a la silla para no caer. Los datos afirman que hay 5’5 millones de hogares en situación de exclusión residencial y que el pago del alquiler supone el empobrecimiento de 4 de cada 10 hogares.
Los datos son absolutamente demoledores. Pero el responsable de ello no es únicamente la escalada de los precios de la vivienda (como nos quieren hacer creer, aunque sí es cierto que la subida está siendo gradual), sino el cómo esto influye en una sociedad en la que el contexto inflacionista hace que las personas perdamos gradualmente nuestro poder adquisitivo.
Hasta aquí cualquiera puede hacer la misma lectura sobre el hecho de que es necesario romper el bucle por algún punto de la espiral. El problema deviene cuando los aspirantes a “estadistas” dan como solución la intervención del mercado de la vivienda.
Es entonces cuando hemos de ponernos ya un poco serios y cantarles a la cara a los populistas de moqueta, las verdades del barquero. Por partes:
- Del 61% de los españoles que son propietarios de algún inmueble, tan sólo el 16% posee dos viviendas y el pírrico 4% tiene tres o más. ¿Qué significa esto? Significa en términos brutos que estas personas son pequeños ahorradores que dedican una parte muy importante de su esfuerzos económicos a comprar otra vivienda que en un futuro tal vez les dé ingresos que sirvan para complementar su pensión de jubilación.
- La inseguridad jurídica y la indefensión a la que están sometidos los propietarios con la desidia política para solucionar el problema de la okupación y la inquiokupación, les lleva a defenderse como buenamente pueden. Probablemente subiendo el precio del alquiler para determinar el derecho de admisión.
- La falta de vivienda pública contrasta impúdica e irresponsablemente con la acuciante demanda.
- Una gran parte del poder adquisitivo que la ciudadanía ha perdido, tiene como responsable a la voracidad recaudatoria del Estado. Los españoles dedicamos casi 7 meses de nuestro trabajo a pagar al fisco. ¿Cómo mejoraría nuestra vida si no tuviéramos que pagar impuestos por respirar?
Se puede entender fácilmente que el verdadero problema no son los datos en sí mismos, sino la respuesta populista y el intento de expiar su propia incompetencia para la gestión dejando la pelota en el tejado de los propietarios. Lo curioso es que haya gente que al mirar la luna, sólo se fije en el dedo con el que se la señala.
Por otro lado, ¿Qué va a ser lo siguiente, señores del Gobierno de moqueta: un “exprópiese”?
