A horas de volver a depositar el voto en la urna, lo que toca es hacer balance. A los talaveranos, entonces, nos vendrán a la cabeza recuerdos de promesas electorales que han sido finalmente incumplidas; la reflexión sobre lo escaso -por no decir nulo- avance en el desarrollo de infraestructuras tan imprescindibles como el transporte ferroviario de mercancías o el desdoblamiento de N-V; las dudas fundamentadas y razonadas sobre si finalmente tendremos un soterramiento de las vías del tren a su paso por nuestra ciudad; de actuaciones que repiten como objeto de promesa y ahí tenemos el Centro de Tecnificación de Piragüismo; de calles donde los carteles de “se vende” o “se alquila” colgados en los escaparates de locales vacíos son más numerosos que los negocios que aún siguen en pie; de unos Jardines del Prado que con la tala masiva perpetrada por el equipo socialista, han perdido todo su esplendor; de fachadas sucias y mobiliario urbano muy deteriorado a pesar de predicarse con vehemencia sobre la importancia de la imagen de ciudad; de una Sanidad pública local con evidentes carencias tanto de recursos humanos y medios técnicos en determinados servicios hospitalarios, como por la propia inexistencia de una cartera de servicios que se equipare al volumen de pacientes que nuestra ciudad asume; un número de parados insostenible cuya empleabilidad no puede estar sujeta a su incorporación reiterada a los Planes de Empleo …
Otra legislatura más perdida para Talavera.
