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miércoles, noviembre 27, 2024
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Monfragüe, donde la naturaleza y la historia se funden en un abrazo eterno

Parque Nacional y Reserva de la Biosfera de Monfragüe (Foto: Guia Repsol)

El Parque Nacional y Reserva de la Biosfera de Monfragüe emerge como un oasis de biodiversidad en el corazón del Mediterráneo, abrazando la mayor extensión de bosque mediterráneo en todo el planeta. Sin embargo, su grandeza trasciende las palabras, ya que Monfragüe es mucho más que un simple espacio natural.

Navegar por las aguas del Tajo mientras los buitres leonados planean majestuosamente en el cielo, respirar los miles de aromas que la primavera despierta en sus rincones, escuchar el sonido atronador de los ciervos durante la berrea y contemplar desde lo alto del castillo un bosque que ha sido testigo silencioso de la evolución del mundo, son solo algunas de las experiencias que aguardan a quienes se aventuran en las profundidades de Monfragüe.

Las dehesas que se extienden dentro de Monfragüe son un ejemplo vivo de cómo la intervención humana ha moldeado y conservado este ecosistema único a lo largo de milenios. Desde tiempos inmemoriales, las pinturas rupestres que adornan las paredes de la Sierra de Monfragüe, especialmente en la impresionante Cueva del Castillo, han atestiguado esta relación simbiótica entre el hombre y la naturaleza.

A lo largo de los siglos, diversas civilizaciones han dejado su huella indeleble en este territorio sagrado. Los romanos, maravillados por su exuberancia, lo bautizaron como Monsfragorum, los árabes erigieron sus fortalezas y los cristianos, al conquistar estas tierras, dejaron su impronta en cada piedra del castillo. Incluso el cielo nocturno de Monfragüe, imperturbable ante el paso del tiempo, ha sido reconocido con la certificación Starlight, destacándolo como uno de los mejores lugares del mundo para la observación estelar.

A continuación te dejamos con los lugares en la zona que no puedes dejar de perderte:

| 1 | Dehesas de Monfragüe

Dehesa de Monfragüe (Foto: EFE Verde)

El Parque Nacional de Monfragüe, joya de la biodiversidad europea, se encuentra rodeado por la Reserva de la Biosfera de Monfragüe, una suerte de «cinturón de seguridad» y proveedora de recursos para la fauna que habita en el parque. Este entorno esencial para la vida salvaje se nutre principalmente de las dehesas, que representan el 60% de la reserva y son predominantemente de encina y alcornoque.

Las dehesas de Extremadura son un ejemplo único de la intervención humana en el medio ambiente. Originariamente, estas tierras albergaban bosques mediterráneos densos, pero a lo largo de los siglos, la mano del hombre las transformó en un ecosistema adaptado a las necesidades ganaderas, agrícolas y forestales. Este paisaje singular, donde conviven árboles dispersos con pastizales, ha sido un aliado invaluable para las comunidades locales, proporcionando alimento, materiales y refugio en un clima tan exigente como el mediterráneo.

Además de su papel tradicional en la ganadería, la agricultura, la producción de corcho y la caza, las dehesas desempeñan un papel crucial en la preservación de la vida silvestre en el Parque Nacional de Monfragüe. Sin embargo, su utilidad va mucho más allá, abarcando una amplia gama de actividades como la producción de miel, polen, cera y lana, así como la recolección de recursos naturales como leña, carbón vegetal, setas y hierbas aromáticas.

Resulta fascinante observar que la dehesa es una creación humana que, lejos de dañar el entorno, lo enriquece y lo aprovecha de manera sostenible. De hecho, si se abandonara una dehesa durante varios años, gradualmente revertiría a su estado original de bosque mediterráneo cerrado, demostrando así su capacidad de adaptación y regeneración.

| 2 | Las pinturas rupestres en la Cueva del Castillo

Pinturas rupestres en Cueva del Castillo (Foto: UNED TV)

Enclavada en un entorno de naturaleza virgen y majestuosos paisajes, la Reserva de la Biosfera de Monfragüe alberga una serie de cuevas y abrigos que son testigos silenciosos del paso del tiempo. Desde la época Epipaleolítica hasta la Edad del Hierro, estas cuevas han sido el lienzo en el que las antiguas tribus dejaron su legado en forma de arte rupestre.

Entre todas estas maravillas, destaca la Cueva del Castillo, una joya prehistórica que se erige como la única visitable durante todo el año. Con su propio Centro de Interpretación del Arte Rupestre en Torrejón el Rubio, esta cueva ofrece una experiencia única de inmersión en la historia antigua de la región.

Adéntrate en sus 10 metros de profundidad y déjate cautivar por las fascinantes pinturas que adornan sus paredes. Desde representaciones antropomorfas hasta zoomorfas e ideomorfas, cada trazo nos cuenta una historia sobre la vida y las creencias de las tribus que poblaron estas tierras hace milenios.

| 3 | Embalse de Arrocampo en Monfragüe

Embalse de Arrocampo (Foto: Turismo Cáceres)

Dentro de los límites de la majestuosa Reserva de la Biosfera de Monfragüe, yace un tesoro natural poco convencional: el embalse de Arrocampo. Aunque modesto en comparación con sus vecinos, como Valdecañas o Alcántara, este embalse atípico encierra secretos ecológicos que lo hacen único en su especie.

Su propósito difiere de la mayoría de los embalses pues su creación no tiene nada que ver con generar electricidad ni para irrigar vastas extensiones de tierra. En cambio, su razón de ser reside en un cometido más singular: el enfriamiento de las turbinas de la central nuclear de Almaraz.

Esta peculiaridad implica una serie de repercusiones ecológicas notables que lo distinguen de otros humedales de la región. La actividad de refrigeración eleva la temperatura del agua en promedio entre 2 y 5 grados por encima de lo habitual, mientras que la continua oxigenación favorece la concentración de nutrientes, impulsando la productividad a todos los niveles. Además, su nivel de agua permanece estable a lo largo del año, sin las fluctuaciones estacionales típicas de otros embalses.

Con más de 170 especies de aves que frecuentan sus aguas a lo largo del año, el embalse de Arrocampo es Zona de Especial Protección para las Aves (ZEPA). Además, las áreas circundantes, reconocidas por su importancia, tienen la declaración de dehesa en Almaraz como Parque Periurbano de Conservación y Ocio, y la creación de un Parque Ornitológico en Saucedilla, ambos ofreciendo infraestructuras y servicios de calidad para los amantes de las aves.

| 4 | El Cristo de la Serradilla (o Cristo de la Victoria)

Cristo de la Serradilla (Foto: Reserva de la Biosfera Tajo Internacional)

Al llegar a Serradilla, un imponente edificio de piedra captura la atención del visitante, anunciando la presencia del Santuario del Cristo de la Victoria, un monasterio de monjas agustinas recoletas que resguarda al venerado “Cristu Benditu”.

Este sobrio edificio, en sus orígenes un hospital, se transformó en convento tras la llegada del Cristo de la Victoria en 1641. Al adentrarse en la iglesia, se despliega un esplendoroso conjunto de retablos, destacando el Retablo Mayor por sus intricados adornos. En el camarín central de este retablo reposa la imagen del Santo Cristo, rodeada de una magnífica colección pictórica barroca de Extremadura, con obras de renombrados artistas como Claudio Coello, Francisco Gutiérrez y Caravaggio.

La talla del Cristo, obra del escultor madrileño Domingo de Rioja en 1635, representa al Redentor abrazado a una cruz, pisando una calavera con el pie izquierdo, simbolizando tanto el sufrimiento de la Pasión como la victoria sobre la muerte. Esta imagen, venerada en toda Extremadura, es considerada un tesoro artístico y espiritual. Su llegada a Serradilla está precedida por un periplo que incluyó una estancia en la Capilla Real del Palacio de los Austrias en Madrid y en la iglesia de San Martín en Plasencia, antes de ser finalmente instalada en el Santuario en 1641.

| 5 | Ruta de los Trampantojos de Romangordo

Fachada pintada en Romangordo (Foto: Turismo de Romangordo)

Explora la historia de Romangordo a través de sus pinturas y murales callejeros, un viaje visual que te sumerge en el pasado de esta encantadora localidad. En las calles de Romangordo, cada esquina revela una historia, cada muro cuenta un relato.

Los murales de Romangordo no son simples obras de arte, son Trampantojos, ingeniosas representaciones que desafían nuestros sentidos y nos hacen cuestionar la realidad. Ubicadas estratégicamente, algunas de estas imágenes reflejan escenas de la vida cotidiana, transportándonos a tiempos pasados donde las labores y costumbres del pueblo cobran vida ante nuestros ojos.

La Ruta de los Trampantojos, ideada por el ayuntamiento en 2016, transformó rincones olvidados en galerías al aire libre. El primer mural, «El rincón del burro», fue solo el comienzo, pronto seguido por otros creados por talentosos artistas como Chefo Bravo, Brea y Sojo. Hoy en día, más de cien pinturas adornan las paredes y puertas de Romangordo, narrando su historia en imágenes vibrantes.

Con todos estos motivos, la Reserva de la Biosfera Tajo Internacional es mucho más que un enclave natural protegido. Es testimonio vivo de la historia compartida entre España y Portugal, donde la naturaleza y el patrimonio se entrelazan para ofrecer una experiencia inolvidable llena de tradiciones y autenticidad. ¡No dejes de visitarla!

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