Mogarraz es un destino que cautiva no solo por el encanto natural que posee, sino también por su singularidad cultural. Conocido como «el pueblo de las mil caras», es un destino que despierta la curiosidad y la admiración de quienes lo visitan.
Una historia pintoresca
Este destino es mucho más que un pueblo. Es un lienzo viviente donde las fachadas de las casas se convierten en galerías de miles de retratos. Una expresión rtística que hace honor a la memoria y la identidad de sus habitantes.
Todo comenzó en 1967, cuando el artista local Alejandro Martín decidió inmortalizar a los vecinos del pueblo pintando sus retratos sobre láminas de chapa. Esta iniciativa, conocida como «retratados 388», no solo proporcionó a los habitantes sus fotografías para el DNI, sino que también dejó un legado artístico único que perdura hasta nuestros días.
Además, el conjunto histórico del pueblo, fue declarado Bien de Interés Cultural en 1998. Este reconocimiento no solo se debe a su belleza arquitectónica, sino también al valor cultural y artístico de los retratos que adornan sus fachadas. Lo que comenzó como una iniciativa local para documentar la vida de los habitantes se convirtió en una galería de arte al aire libre, con más de 800 retratos que narran la historia y la identidad de Mogarraz.
El arte en las calles de Mogarraz
La exposición de retratos en las fachadas de Mogarraz no solo es una atracción turística, sino también una experiencia inmersiva que permite a los visitantes sumergirse en la vida y la cultura del pueblo.
Cada retrato cuenta una historia y gracias al trabajo de Florencio Maíllo, otro artista que recuperó los archivos fotográficos, todos los retrato se han convertido en una galería de arte permanente, donde las generaciones venideras, también podrán apreciar y celebrar la rica herencia cultural del pueblo.
Un legado permanente
Lo que comenzó como una exposición temporal ha evolucionado hasta convertirse en un legado permanente que forma parte del tejido cultural de Mogarraz. El aprecio y el cariño de los habitantes hacia este proyecto aseguran que los retratos seguirán adornando las fachadas del pueblo, contando la historia y preservando la memoria de quienes lo llaman hogar.
Aunque el trayecto sea largo, un pueblo con esta historia merece la pena visitarlo y disfrutar de su rica historia, su cultura y su tradición.
¿Te atreves a visitarlo?