A la luz de los hechos, el Gobierno central del PSOE y Podemos no encontraría el Norte ni con una brújula en la mano.
Son muchos los calificativos que pudieran describir los comportamientos de algunos –no todos- de los miembros del Consejo de Ministros, aunque me quedo por abreviar y no aburrir, con la soberbia, la ineptitud, el sectarismo ideológico, la hipocresía moral y el egoísmo personal. Digo que no todos los miembros exhiben esta retahíla, pero tan mal hacen aquellos que así se manejan como sus compañeros que lo ven, lo saben y tragan con ello por aquello de no perder el sillón.
El pueblo llano tiene (tenemos) que sufrir cada día la indigesta de nuestro desayuno, pues cada día nos levantamos con una nueva tropelía del Ejecutivo.
Sólo en las últimas semanas, cuando nos enteramos de que desde Trabajo se ha ocultado un informe en el que se hablaba de la destrucción de 30.000 empleos como impacto de la subida constante del SMI; Con la probable responsabilidad del Ministro de Interior con las muertes de inmigrantes en la valla de Melilla; Con el constante acercamiento de presos de ETA a cárceles vascas para ponerles bajo su competencia en materia penitenciaria; Con la reforma del delito de sedición que no es otra cosa que hacer un Código Penal a la carta que sirva a los intereses del Gobierno progresista y a los propios secesionistas; Una Ley de Memoria Democrática que intenta reescribir la Historia a su conveniencia y con el beneplácito de EH Bildu; Con el desmán provocado (uno más de la larga lista) por la Ministra de Igualdad y sus “originales” Leyes que ponen en pie de guerra a colectivos feministas y gran parte de la Magistratura, desoyendo las cualificadas valoraciones del Consejo General del Poder Judicial y del Consejo de Estado.
Está muy claro el por qué los calificativos que utilizaba antes, están más que justificados y son muy apropiados. Siempre, siempre, a la luz de los hechos, que no de las opiniones.