Los 7 falsos mitos sobre el deporte
Existen muchos «consejos» populares acerca del deporte o que esté relacionado con el. La mayoría, basadas únicamente en experiencias personales, pero sin ninguna base científica que lo respalde.
A continuación descubrimos Los 7 falsos mitos del deporte más frecuentes y aclaramos algunas cosas sobre ellos. ¡Vamos allá!
1. El deporte de resistencia es el más adecuado para perder peso
Durante mucho tiempo se consideró que el ejercicio de fondo (por ejemplo, el running, el aerobic, la natación o el ciclismo) era el más adecuado para rebajar esos kilitos de más que nos incomodan. Pero esto no es así. Ahora se conoce que el HIIT (high intensity interval training) o ejercicio interválico de alta intensidad es el que verdaderamente facilita una mayor pérdida de peso.
Esto es debido a que promueve la movilización de la grasa e incrementa el gasto energético en horas posteriores.
2. Es posible perder grasa localizada con un ejercicio determinado
Existe la creencia de que es posible eliminar la grasa localizada en una parte concreta del cuerpo mediante ejercicios que trabajen esa zona.
Hay que recordar que la pérdida de tejido graso se consigue con el ejercicio en general, independientemente de cuál sea la zona muscular más implicada. Es decir, ante un mayor gasto calórico, la movilización de los depósitos grasos tiene lugar de forma generalizada y no en la parte del cuerpo que se está ejercitando.
3. Es necesario sudar para poder perder peso
La sudoración excesiva durante el ejercicio puede conllevar un riesgo de deshidratación por la pérdida de electrolitos. Esto, a su vez, puede desencadenar la aparición de calambres musculares, fatiga precoz, un incremento de la presión arterial y un fallo en el sistema de regulación de la temperatura corporal, favoreciendo las lesiones musculares.
Por este motivo se desaconseja usar ropa gruesa, impermeables, fajas abdominales, etc… Así que, si. Queda prohibido forrarse los michelines con plástico.
4. Es recomendable calentar y estirar antes de correr largas distancias
La explicación está en que esta práctica suele producir un desgaste físico innecesario antes de iniciar un entrenamiento o una competición que ya es dura de por sí.
De este modo, antes de empezar sería aconsejable hacer un trote suave mínimo, pequeños saltos o movimientos de cintura para aumentar ligeramente la frecuencia cardiaca y entrar en calor.
5. Entrenar en ayunas favorece la pérdida de peso
Está muy extendido el bulo de que entrenar en ayunas, a primera hora de la mañana, ayuda a que el cuerpo utilice a la grasa como combustible.
Sin embargo, hay que recordar que la utilización preferente de grasas como sustrato energético durante el ejercicio solo se da en trabajos de muy baja intensidad. Y, tal y como se ha mencionado anteriormente, para perder peso de forma efectiva es necesario entrenar a alta intensidad.
El problema entonces es que, cuando se hace ejercicio sin desayunar, las reservas de carbohidratos no son las idóneas para afrontar un entrenamiento intenso. Y el organismo tratará de obtener energía de otras fuentes. Concretamente, de las proteínas, por lo que se promoverá la pérdida de músculo.
6. Los suplementos de proteínas son necesarios para aumentar la masa muscular
Es cierto que, tras realizar ejercicios extenuantes, la recuperación mejora al aumentar la ingesta proteica justo después de el trabajo físico.
Pero las cantidades diarias de proteínas para los deportistas varían según la intensidad del deporte. De este modo, las cantidades diarias recomendadas son mucho menores en personas sedentarias que en quienes realizan entrenamientos de fuerza.
7. Comer plátanos previene los calambres musculares
La alimentación en el entrenamiento deportivo es clave. Pero no pueden atribuirse determinados efectos beneficiosos a un solo alimento. Esta muy extendida la creencia de que el plátano previene los calambres musculares, por ser una fruta alta en potasio.
Por una parte, cabe recordar que los calambres son contracciones musculares mantenidas e involuntarias que responden a múltiples causas. Una de ellas es la alteración del potasio en el organismo, pero también del calcio, el sodio o el magnesio.
¿Conoces alguna más? ¡Cuéntanoslo!