La libertad de prensa e información es uno de los derechos consagrados en la Carta Internacional de las Naciones Unidas y un derecho de todos los ciudadanos. La comunicación es un medio maravilloso para el desarrollo del pensamiento humano, pero también un arma sanguinaria cuando se usa para aleccionar y movilizar a una población zombi que solo tiene acceso a una única “verdad”.
Hay muchas maneras de manipular la libertad de prensa. Una de ellas es la que hacen los dictadores como Putin, en la que prohíbe los medios que no le son afinen, envenena a los periodistas que no siguen sus órdenes o capa las web y redes sociales que le critican. En otros países la libertad de prensa se coarta de diferente manera. En España, los gobiernos dan ingentes subvenciones a los medios de comunicación a cambio de que sean indulgentes con sus partidos y gobiernos y les den una publicidad encubierta y llena de caramelo.
Especialmente curioso son los medios que dependiendo de su territorio y por tanto de su financiador político son de derechas en Madrid y de izquierdas en Talavera. Es repugnante ver como algunos medios exaltan y manipulan las noticias, regados de los millones que los demás pagamos en nuestros impuestos. Como hacen de un anuncio de botones un enorme logro del financiador e ignoran las noticias de otros partidos o las notas de prensa de otras posturas sociales.
La solución es complicada, pero al igual que no debería haber subvenciones para los partidos políticos, los sindicatos o las asociaciones empresariales, (que se financien con sus socios y su trabajo) tampoco debería haber subvenciones para los medios de comunicación ni pagos de publicidad institucional como recompensa a su benevolencia y a la beligerancia con quien ose criticar al partido que abre el chorro. La publicidad institucional debe estar limitada y auditada por organismos independientes que impidan que haya medios que viven casi en su totalidad de las subvenciones políticas y por tanto ensucian el nombre del periodismo y la libertad.