Un año se acaba de cumplir desde que el “infalible” -lo digo, por supuesto, con toda la ironía del mundo- dictamen del Dr. Simón nos trasladara que “España no va a tener, como mucho, más allá de algún caso diagnosticado”, en referencia a la pandemia mundial en ciernes. Dicen en mi pueblo, que no es otro que esta bella ciudad, que el “que tiene boca se equivoca”.
Se admite, pero ¿Una confusión detrás de otra? ¿Es también admisible? ¿Es admisible desconocer, a estas alturas, el alcance real del maldito COVID sobre la población de nuestro País? Porque una cosa es evitar ciertas alarmas para no provocar el caos y no abocar a la población a la desesperanza y otra bien distinta, ocultar deliberadamente información -aún no sabemos el motivo, aunque sí es posible intuirlo-.
Se pide responsabilidad personal, pero hay que predicar con ejemplos. Porque a los españoles esta fatiga pandémica nos provoca ya la misma dificultad para respirar que a un pez en un charco.
