Cerramos el año con una inflación del 6,7%. Lo que puede suponer un aumento en la cesta de la compra de hasta el 20% en un gran número de productos.
Según un estudio reciente las desigualdades retributivas en España son flagrantes. Desde sectores como el energético, las actividades financieras y de seguros, la información y las comunicaciones o las industrias extractivas donde el sueldo bruto anual puede llegar a superar los 50.000 €, hasta otros empleos incluidos en los sectores de la hostelería, el personal doméstico, la agricultura, la ganadería, la silvicultura y la pesca donde la base salarial mensual del trabajador supera mínimamente los 1.000 €.
Con estas diferencias abismales en el dinero que entra cada mes en los hogares, todos podemos entender que el esfuerzo fiscal es muy diferente para unos y otros.
Eso sí, todos comemos pan, echamos combustible en el depósito del coche y tenemos que encender la luz cuando vamos de una habitación a otra de la casa si no queremos tragarnos el quicio de la puerta.
Entenderán ustedes que al que más y al que menos se le abran las carnes al escuchar de boca de este Gobierno autoproclamado “socialdemócrata” que aún hay margen para seguir subiendo impuestos si nos comparamos con otras regiones de la eurozona.