“Viaje a Toledo camuflado con muchas mentiras. Uno de los días más hermosos de mi vida. Cielo radiante. Toledo es como un cuento de hadas. Nos guía un entusiasta viejo hombre (Cossío) que al parecer ha producido algunos trabajos importantes sobre El Greco. Las calles y la plaza del mercado, vista de la ciudad, el Tajo con algunos puentes de piedra; cuestas de piedra, agradables planicies, catedral, sinagoga. Puesta de sol con resplandecientes colores en nuestro regreso. Un pequeño jardín con una vista cerca de la sinagoga. Una magnífica pintura de El Greco en una pequeña iglesia (entierro de un noble), entre las cosas más productivas que ví. Un día maravilloso” – Albert Einstein.
Así describió en su diario Albert Einstein la visita realizada a Toledo el 6 de marzo de 1923, acompañado por su mujer Elsa y por Manuel B. Cossío, José Ortega y Gasset y los hermanos Kocherthaler, Julio y Lina (primos de Elsa) y la historiadora María Luisa Caturla. Seguramente degustó un buen jamón y vino manchego, una de las comidas y bebidas preferidas de Albert.
También visitó Barcelona, Zaragoza y Madrid, donde dio 3 conferencias a 3.500 pesetas cada una, equivalente al salario de dos años de un profesor universitario. Todo un pastón para la época. En Madrid una vendedora de castañas al verle gritó “¡Viva el inventor del automóvil!”
Esto es otra historia
Por Javier Gallego