Desde que comenzaron las obras en la calle Alfares durante la época estival, el acceso y la circulación en la misma se han convertido en un auténtico quebradero de cabeza para los vecinos, comerciantes y viandantes. A pesar de que las obras a pie de calle siempre generan problemas de movilidad, los residentes y comerciantes de la zona reconocen que nunca antes habían experimentado algo similar. El retraso y la errática ejecución de las obras han desencadenado una serie de problemas que van mucho más allá de los inconvenientes comunes asociados a este tipo de proyectos.
La verdadera realidad se comprende a través de los ojos de aquellos que la sufren, quienes conviven día a día con los problemas.
Hemos tenido la oportunidad de hablar con vecinos y comerciantes de la calle Alfares, quienes ponen voz a la situación. Una vecina indignada manifiesta que «nos han engañado al anunciar en los periódicos que la calle se abriría para los coches a una velocidad de 20 km/h… Cada día surgen nuevos daños y las tiendas están muertas. Esto parece un desierto».
La situación de los comercios de esta céntrica calle en la ciudad, antes bulliciosa y llena de vida, es desoladora. Un comerciante de la zona expresa su pesar y señala que «esto está fatal. La calle está cortada, los coches circulan de manera irresponsable, a velocidades indecentes y en dirección prohibida».
Algunos ya han hecho balance de las pérdidas en sus negocios con la llegada de la obra y pone de manifiesto su preocupación porque «han sido más del 40% de pérdidas en los negocios» y culpa al tiempo empleado en realizar la obra señalando que «han sido 8 meses de parón por culpa de las obras. ¿Quién puede soportar eso? Mira la fecha en la que estamos, cuando comenzaron el 3 de junio, y estamos completamente parados. Estamos muy mal».
Las familias también está preocupadas por cómo se han ejecutado los espacios, ya no solo para los viandantes sino también para los niños con la instalación de inmobiliario urbano destinado a los juegos. Así, un vecino de la calle comenta que» ahora se puede caminar, pero durante las obras esto fue una gimnasia para los vecinos: personas mayores, comerciantes, señoras con carros de compra y niños…». Además, repasa las múltiples deficiencias que aún presentan las calles como «hay agujeros sin tapar, baldosas recién puestas que se mueven cuando pasas, huecos en el suelo para los semáforos que aún no están puestos. Y, ¿qué van a hacer con las señales de tráfico? Porque todavía no están puestas…».
Su conclusión es rotunda y lo califica como «un peligro. Soy padre, y mi hijo ya me ha pedido bajar a los toboganes, pero por supuesto, le he dicho que no. No voy a dejarlo en un sitio donde solo lo separa una barandilla de un coche. Cuando empiecen a circular los vehículos, ni quiero pensarlo».
Las redes sociales también se han convertido en plataforma para manifestar el malestar y la indignación entre los talaveranos. Un ciudadano ha dejado un claro mensaje en una conocida red social donde hace un explícito llamado a las autoridades: «Les pido, por favor, que dejen de hacer propaganda en los medios de comunicación públicos. Informen sobre el progreso de la obra en la calle Alfares. ¿Por qué ahora para reciclar en esta zona hay que trasladarse a otro barrio? Planteen una solución a la falta de seguridad para los peatones debido al descontrol vehicular. Expliquen qué harán con los alcorques hundidos o los agujeros profundos de los nuevos árboles plantados en Alfares. Eso es lo que nos interesa, no si el gobierno anterior hizo tal o cual».