Si con la Educación llueve ya sobre mojado, un nuevo “palito en las ruedas” viene a sumarse al despropósito de la sinrazón.
Para adaptarse a una sociedad en constante cambio y a un mercado laboral en continuo proceso de actualización es necesario partir de una base formativa contundente y bien dirigida. Y ante esta obviedad ¿qué se le ocurre al Gobierno de nuestra Nación?
Pues nada menos que rebajar la exigencia para poder pasar de curso. Y es que para maquillar las altísimas tasas de fracaso escolar no se le ocurre otra cosa que lanzar un nuevo decreto según el cual la “evaluación en la ESO será continua, formativa e integradora”.
Lo que “en román paladino” –y así nos enteramos mejor todos- no es otra cosa que rebajar la exigencia, anular la motivación extrínseca, ahogar la intrínseca por aprender, lanzar el mensaje de que el esfuerzo no es la base de los resultados, reducir el nivel educativo y aumentar las desigualdades entre aquel alumnado más pudiente y el que cuenta con menos recursos.
Si el Gobierno de Sánchez tiene una hoja de ruta para dejar atrás a nuestros jóvenes, desde luego que lo está haciendo a las mil maravillas.
