Ubicado en la pintoresca comarca de La Jara cacereña, Garvín de la Jara emerge como un destino turístico poco conocido pero repleto de historia y encanto. Con poco más de cien habitantes, este pequeño municipio que en su día perteneció a las denominadas Tierras de Talavera cautiva a sus visitantes con su rica herencia cultural y su impresionante paisaje. Viaja en el tiempo recorriendo los poco más de 60 kilómetros que le separan de Talavera para descubrir un lugar anclado en el pasado que guarda, por ello, su mayor encanto. Te animamos a descubrirlo.
El entorno dentro de la Comarca de la Jara cacereña
La Comarca de la Jara Cacereña, un tesoro escondido en el Noroeste de la provincia de Cáceres, es un mundo aparte, una tierra donde el tiempo parece detenerse para permitir que la belleza y la historia se entrelacen en perfecta armonía. Desde su separación administrativa en 1833 de las provincias de Toledo, Ciudad Real y Badajoz, esta comarca ha sido testigo de innumerables historias y ha acogido a generaciones de habitantes que han dejado su huella en su paisaje y su cultura.
Con una extensión de 518 kilómetros cuadrados, la comarca de la Jara Cacereña abarca una variedad de municipios, incluyendo Villar del Pedroso, Carrascalejo, Navatrasierra, Valdelacasa de Tajo, Peraleda de San Roman, Talavera la Vieja y Garvín. A lo largo y ancho de esta región diversa, una población de aproximadamente 2818 habitantes da vida a sus pueblos y valles, tejiendo una red de historias y tradiciones que dan forma a su identidad única.
Los límites de la comarca están delineados por un paisaje impresionante. Al Norte, la majestuosa línea del río Tajo marca el horizonte, mientras que al Sur, los valles del Guardarranque y Gualija ofrecen un espectáculo de belleza natural. Al Este, las tranquilas aguas del pantano de Valdecañas serenan el paisaje, creando un ambiente de serenidad y calma.
Pero más allá de sus fronteras geográficas, la Jara Cacereña es mucho más que un simple mapa; es un reflejo de la riqueza cultural y natural de Extremadura. Cada rincón de esta tierra encierra una historia por descubrir, desde las antiguas leyendas que hablan de valientes guerreros hasta las tradiciones ancestrales que han perdurado a lo largo de los siglos. Su magia se esconde en que la historia cobra vida en cada piedra y la belleza de la naturaleza te dejará sin aliento.
La historia de Garvín de la Jara se recorre por sus calles
Garvín de la Jara nace a la sombra de una antigua almenara árabe, cuyos cimientos apenas se vislumbran hoy en día en el parque junto a la majestuosa Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción. Dicha torre o almenara, de origen islámico, tenía la misión de advertir a otras poblaciones de los posibles peligros que podían representar los bandidos o las tropas cristianas que frecuentemente recorrían el territorio en busca de rapiña. Esto explica que en el Pico de la Cueva de la Breña, a espaldas de la localidad, se halle las ruinas de una de aquellas aldeas, hoy cubiertas por un denso matorral, y que, una vez, protegieron la almenara. Es un lugar que invita a los aventureros a explorar y descubrir los secretos ocultos en sus antiguas piedras.
Su ascenso de población tiene lugar cuando el Arcedianato de Talavera divide el territorio en dos beneficios curados, correspondiendo uno a Villar del Pedroso y otro a esta localidad con residencia en la Iglesia de Santa María de Garvín, más tarde llamada de la Asunción. De los dos curatos fue el más extenso, abarcando La Peraleda de San Román y otros pueblos como La Avellaneda, El Castañar y Navalvillar que en la actualidad configuran el núcleo de la comarca de Los Ibores.
Dos siglos mas tarde, tras la fuga de un importante contingente de población, entra en una fase de recesión económica y social, razón por la que es desposeído del curato, en beneficio de Valdelacasa. Del tiempo en que ostentó la cabecera parroquial, quedó una magnifica construcción eclesial, mientras resultó destruido el torreón del Duque de Estrada, un feudal talaverano que ocasionalmente utilizó un solar como vivienda de paso u oficina recaudatoria.
La parroquia de Nuestra Señora de la Asunción, testigo mudo del pasado
No pierdas la oportunidad de explorar la Parroquia de Nuestra Señora de la Asunción, con su arquitectura impresionante y su rica historia. Este templo gótico, adornado con toques renacentistas, es solo uno de los muchos tesoros arquitectónicos que este pueblo tiene para ofrecer. La planta del templo es rectangular, dividida en tres tramos con dos arcos diferentes, rebajado el posterior y apuntando el más próximo al altar. Los tres tramos se cubren con bóvedas estrelladas iguales, que apoyan sobre ménsulas decoradas con temas vegetales y de bolas.
A los pies tiene un coro elevado sobre carpanel. La sacristía decorada con bolas y el Baptisterio al que se accede a través de un arco rebajado decorado con temas figurativos y geométricos a candelieri y en el intradós con casetones.
En la obra se empleó el sillar de granito. En la cabecera aparece un pequeño nicho con arcos de medio punto decorado con bolas y cardinas. Igualmente en la cabecera figura el esqueleto de lo que debió ser un impresionante retablo del que únicamente subsisten cuatro lienzos y la talla de la titular.
El municipio de Garvín es, por tanto, un viaje en el tiempo a través de los siglos. Desde su pasado árabe hasta su esplendoroso período como cabecera parroquial, cada piedra cuenta una historia fascinante. Y es que en sus calles empedradas, se conservan hoy algunas construcciones tradicionales de piedra que evocan tiempos pasados. En los alrededores, los sillares romanos y las antiguas minas de hierro son testigos silenciosos de la presencia de civilizaciones antiguas en esta tierra.
