El pasado lunes el presidente de Castilla la Mancha, García Page inauguró en Talavera el mini servicio de hemodinámica del Hospital de Talavera. Un servicio que sólo funcionará tres días a la semana, lunes, miércoles y viernes de nueve a una con un equipo que viene de Toledo.
Los vecinos de Talavera y sus Tierras, incluido el valle del Tiétar tienen que saber que si les va a dar un infarto tendrán que programarlo a esas horas porque si no serán trasladados a Toledo por esa carretera que en el Hospital conocen como la de la muerte ya que perder una hora en esos momentos dramáticos puede suponer el fallecimiento de la persona infartada.
En fin, una nueva manera de callar la boca a los talaveranos, con servicios mínimos e insuficientes, donde no habrá hematólogos propios sino prestados por la capital y a ratos. Algo así como el punto de atención continuada que de continuado solo tiene los sábados y domingos, o el servicio de ictus que son un par de habitaciones donde estabilizar al paciente mientras se decide si trasladarle o no a Toledo ya que aquí no hay neurocirujano.
El hospital, que no es ni universitario ni tiene las camas mínimas exigidas por la ley es la oveja negra del SESCAM que seguramente pretende convertirlo en un gran centro de salud para unos ciudadanos de segunda.
Lo peor es que en este caso se juega la salud y la vida de los talaveranos.
