¿Quién no querría ser la oveja negra del rebaño? Durante siglos y siglos, el ser humano ha intentado salirse de los patrones establecidos para caer en patrones cada vez más estipulados. Nadie quiere formar parte de un rebaño, pero lo único que logramos es salir de uno para acabar en otro con seres aún más semejantes a nosotros. Pasamos de ser diferentes a un grupo de iguales, pero siempre nos encontramos una excepción, ese único que esté en el rebaño que esté siempre es diferente. En el fondo todos somos distintos, pero pocas excepciones son inigualables. Así que, ¿cuál es esa diferencia para ser único?
Comencemos entonces definiendo ambas palabras cuyo sentido connotativo ha ido variando. Hoy día para ser diferente, solo tendrías que tener algunas características diversas dentro de un grupo de iguales. Pero si te pones en un grupo que tenga tus mismas características, antes diversas, acabarías siendo un igual. Por ello, no se nace siendo diferente, se es diferente dependiendo del ámbito en el que estés, la gente que te rodee, y el ambiente.
Ser único va más allá de nuestro entendimiento. Ser único sería siempre tener características diferentes en cada grupo en el que estés. Nunca tendrías un grupo de semejantes. Ese grupo tal, estaría conformado por gente única, y a la misma vez, cada uno sería diferente del otro. No digo que ser único sea algo como un don. Solo significa que dentro de los patrones establecidos por la sociedad, no encaja con ninguno al 100%. Puede asemejarse a alguno, pero nunca completamente. Al fin y al cabo, nadie encaja en un patrón totalmente.
Muchas veces cuando alguien usa la palabra único, pienso que solo es diferente, porque en este mundo no hay nada único, ya que es la base sobre la que crear diferencias. Todo parte de un algo semejante aunque no lo creamos. Nadie quiere ser único, porque esto lleva a pensar entonces que no hay nadie en la tierra que te pueda comprender o entender. El ser humano se junta a sus semejantes, ya sea por pensamiento, carácter o ideología; y se distancia de las discrepancias y personalidades no afines. Todos tenemos nuestra idiosincrasia propia que nos hace únicos para nosotros mismos y diferentes al resto de la sociedad.
