Estamos a fechas de fin de curso, evau, fin de ciclo, graduaciones…y a los estudiantes de todas las edades solo les pasa por la cabeza esa pequeña grafía numérica de la que dependerá todo su futuro y que pone valor a su esfuerzo.
Y es que hoy día le damos más importancia a un número que al esfuerzo en sí mismo. Durante mi travesía como estudiante, puedo decir que siempre fui de los que estudia el día antes del examen y sacan un 10. Pero en el fondo no sentía que me esforzaba. Admiraba más a mis amigos que se pasaban semanas estudiando para luego sacar un 6 quizás. Para mí, tenía mucho más valor el poder estar semanas delante de un libro que el memorizar en pocas horas. El esfuerzo de la insistencia y perseverancia está muy por encima de una calificación.
Los profesores siempre hablan muy bien y llaman de inteligentes a los que saben memorizar palabras de una enciclopedia, que a quien aplica los conocimientos y aprendizajes en el día a día. El sistema educativo de la actualidad, no está dotado de rúbricas que evalúen el esfuerzo, la logística, la educación y valores. Está hecho para enumerar la capacidad memorística de las personas, no sus habilidades.
Por eso yo soy de las personas que apoya fielmente la abolición del sistema numérico. Las cifras no son suficientes para evaluar el trabajo hecho por una persona durante ese año académico. Simplemente hay que dar un apto o no apto, con el que se sepa sí ese alumno o alumna ha adquirido los conocimientos propuestos en ese curso, y ha aprendido a aplicarlos de forma que le ayude en el día a día. No simplemente memorizar libros y libros que en 10 años no recordarás.
Por Ash Rodrigues.
