En 1833, el ministro afrancesado Javier de Burgos recibió el encargo de realizar una división administrativa de España. En un principio Talavera, quien ya era una prefectura de Extremadura dentro de la división napoleónica, fue a confirmarse como provincia. A causa de la destrucción sufrida en la Guerra de la Independencia, la consecuente bajada de población y las presiones realizadas desde Toledo, se tomó la decisión de dividir el alfoz de Talavera entre diferentes provincias (Cáceres, Badajoz, Ciudad Real, Ávila, Madrid y Toledo).
La mayor parte de los territorios de las Tierras de Talavera fueron a parar a Toledo, incluyendo su capital. A pesar de no tener un poder administrativo propio, durante ciento cincuenta años, Talavera siguió desarrollándose y poniéndose por encima de Toledo la gran mayoría de este espacio temporal. Los habitantes de Guadalupe, Anchuras, Navalmoral o Candeleda siguieron fluyendo a Talavera como su capital natural ya que ninguna línea en el mapa podía eliminar la identidad de muchos siglos de historia común.
Las Comunidades Autónomas nacieron con la idea de descentralizar un Estado que había sido unitario en los últimos años, pero esta realidad hizo que sin embargo, alguna de estas regiones como Castilla -La Mancha se convirtieran en nuevos entes centralizadores, en el que Toledo asumió un poder omnímodo y a Talavera se la despojó de elementos que hasta aquel instante la equiparaban a una capital de provincia como delegaciones de Ministerios o Banco de España.
Talavera durante años ha pedido un trato equiparable a capital de provincia, pero en contra cada vez vemos como más administraciones se cierran. Cómo Toledo fagocita inmensas cantidades de dinero e inversiones mientras en Talavera todo se fía a futuro, promesas que duran décadas y que nunca se cumplen, y que, cuando se cumplen, se hacen como sucedáneos o sustitutivos semejantes a migajas para que nos conformemos.
Ha llegado un momento en el que Talavera y sus Tierras no pueden soportar más esta marginación y deberíamos ir al meollo de la cuestión. Talavera se margina por las administraciones porque no es capital de provincia. El desamparo no puede apoyarse en un título administrativo y por tanto tras ver como la reivindicación no nos lleva más que proyectos siempre en estudio y juramentos a años vista, Talavera debe reclamar su capitalidad comarcal en principio, reconocida oficialmente en el Estatuto de Castilla -Mancha y si esto no es así, directamente la conformación de una provincia con sus históricas tierras.
