Condecorado por los gobiernos de Francia, Italia y Bélgica. Poseía innumerables reconocimientos de instituciones públicas y privadas en España. Hablaba y traducía, perfectamente el griego, latín, inglés, francés, alemán, árabe, hebreo e italiano. Idiomas que manejaba sin haber salido nunca de España.
Terminó la carrera de Letras y estudió en la Escuela Diplomática. Ingresó en el Banco de España con el número 1 de la oposición, acabando en la Biblioteca Nacional como archivero; su gran sueño y pasión. También fue el archivero de los dos fondos bibliográficos privados más importantes de España: los de la casa de Alba y Medinaceli, cuyos catálogos elaboró.
A él se le debe el traslado de la Biblioteca Nacional desde el antiguo edificio de la plaza de la Encarnación al Palacio de Recoletos donde está actualmente.
Preocupado y comprometido con la formación cultural de la clase trabajadora colaboró en la implantación de las llamadas bibliotecas circulantes.
De su faceta de historiador son muy celebrados sus trabajos sobre crónicas medievales, historia de la literatura e historia de América. Su obra publicada alcanza más de 50 trabajos entre libros, traducciones y colaboraciones en revistas especializadas.
Se llamaba Antonio Paz y Meliá, y había nacido en el número 3 de la plazuela de San Andrés de Talavera de la Reina en el año 1842.
Por Javier Gallego.