Qué ironía que esta misma semana que se cumple el 25 aniversario del asesinato y ejecución a sangre fría de Miguel Ángel Blanco, vaya Sánchez a intentar reescribir la Historia justo con los herederos de quienes apretaron el gatillo aquel aciago fin de semana.
Aquello nos conmocionó de forma individual y nos unió como sociedad. Y sin embargo, podría resultar curioso –o quizá no, a poco que uno sea un poco suspicaz y buen seguidor del discurrir de los acontecimientos políticos- que chavales como los míos, que no llegan aún a los 20 años, no se han topado en un solo libro de texto con la existencia del Foro de Ermua.
De hecho, a muchos jóvenes si les preguntas por aquel concejal, cuyo único error fue estar en el lugar equivocado defendiendo la libertad y la unidad nacional, te dicen que “les estás hablando en Chino”.
Pocos, muy pocos, terriblemente pocos, saben que el Foro se creó durante una etapa en la que en nuestro País el terror nos atenazaba a todos. Puesto que a cualquiera nos podía tocar ser las víctimas colaterales de una bomba lapa colocada en los bajos de un coche aparcado en plena calle. A mí personalmente me ocurrió en Salamanca y, si aquel día no me tocó de lleno es porque no emprendí mi camino habitual para ir a clase a la Facultad. A quién sí alcanzó –de pleno- fue al militar que acababa de dejar a su hija pequeña y a dos de sus amiguitas en el colegio.
Mirad –les digo yo a mis dos hijos- el Foro de Ermua intentaba visibilizar a las víctimas del terrorismo de ETA, se erigió para defender la Constitución Española y el propio Estatuto de Autonomía del País Vasco, pero sobre cualquier otra cosa, el Foro era una “herramienta” casi moral, para evitar cualquier negociación política entre el Estado y otras instituciones públicas españolas y vascas con la banda terrorista ETA.
Eso es lo que yo les explico a mis hijos. Para que conozcan lo que los libros de texto parecen querer negarles, sólo Dios sabe por qué inmundo motivo.
Si Zapatero se atrevió a despertar un auténtico akelarre invocando a “Otegui como un hombre de paz”, Sánchez ha terminado de darnos la puntillita a los Españoles, poniendo a reescribir la Historia en manos de EH Bildu. Los herederos de ETA. ¿Cómo? Haciendo lo que le dicen que haga a cambio de conseguir su apoyo para la aprobación de la Ley de Memoria Democrática que se lleva al Congreso de los Diputados.
Vender nuestra gran Nación y jactarse del dolor de las víctimas de terrorismo para seguir un cuarto de hora más pernoctando en La Moncloa. Ahora juzguen ustedes mismos y sobre todo, tengan los hechos bien alojados en su memoria. La indecencia está servida.