Javier Gil y Javier Gil.
El “Golden Gate” puente de San Francisco, tardó en construirse cuatro años, el “Empire State” de Nueva York se levantó en un año y cuarenta y cinco días, la Torre “Burj” de Dubái, el edificio más alto del mundo se hizo en tres años y la torre “Eiffel” en dos años dos meses y cinco días.
Nadie podrá negar que son mega proyectos de ingeniería conocidos por todo el mundo y de los que nadie duda sobre su dificultad de realización. En Talavera sin embargo los plazos se disparan y como dice Madonna en su canción “four minutes”: “Time goes by so slowly”. La verdad no me cabe en la cabeza como restaurar el mural de entrada a la Basílica del Prado puede llevar más de cinco años en curso, o como el mural de San Clemente sigue tapado tras tres años y medio sin que se inicie su asentamiento y restauración.
Es cierto, que por un lado la cerámica de la Ermita es muy valiosa y antigua. Necesita de una refinada restauración y posterior cuidado y conservación, pero… ¡cinco años! es sin lugar a dudas una barbaridad. Es lo que tarda una nave espacial en sobrepasar el planeta Júpiter, un lustro es más del tiempo que pasa para organizar un mundial de fútbol o unas olimpiadas. CINCO AÑOS.
Por otro lado, quitando que el mural de San Clemente tiene algunos problemas de estructura en su instalación, su reparación sería mucho más fácil y rápida, pero también lleva tapado por una lona tres años y medio, una cifra que amenaza con seguir sumando días.
Tal vez será porque la cerámica de Talavera no sea una prioridad para algunos, porque los murales los hizo un equipo anterior o por simple desidia de otros, Talavera está a la espera de recuperar algo tan nuestro como la cerámica, que no solo debe recuperarse sin seguir haciéndose presente en todas nuestras calles con nuevos ejemplos de nuestro arte más internacional.
Por Javier Gil.
