Lo vivido recientemente respecto a los servicios de inteligencia es algo que no se ha visto en ninguna democracia moderna.
Resulta que los independentistas catalanes quieren romper España y, como no puede ser de otra manera, ya que la principal labor del CNI, en nombre de todos los españoles es la de defender la unidad de nuestra nación, intervino el teléfono de 18 independentistas catalanes, previa autorización judicial, que es como marca la Ley.
Y cuando se enteran los “falseadores de la historia”, los socios prioritarios de Sánchez, se arma la marimorena.
Vino después la comparecencia de la ya exdirectora del CNI en la comisión de secretos oficiales, a la que el PSOE defendió hasta el día antes de su destitución y que echaron de mala manera por hacer su trabajo, porque Sánchez ha vuelto a anteponer los intereses de España para mantenerse en el Gobierno a toda costa, priorizando a sus socios catalanes que precisamente son los que quieren romperla. Y dejó el marrón a Margarita Robles, con aquello de “lo ha hecho muy bien”, pero nos la cargamos!.
Y el remate final fue la infame palabra pronunciada por Sánchez… ”piolines”. Con tal de contentar a los malos, es capaz de faltar el respeto a los cuerpos de seguridad del Estado, policía nacional y guardia civil, cuya función principal es defender nuestra democracia y la unidad de España, esa que cada vez está más claro que no le importa nada a Sánchez, con tal de mantenerse en el poder a toda costa.