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domingo, noviembre 24, 2024
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Futuro sostenible e igualdad de género

Futuro sostenible e igualdad de género
«Futuro sostenible e igualdad de género» – Por Tita García Élez, Alcaldesa de Talavera de la Reina.

Futuro sostenible e igualdad de género

            El tema del Día Internacional de la Mujer de este 8 de marzo de 2022 es: “Igualdad de género hoy para un mañana sostenible”. Con ello la ONU pretende dar visibilidad al papel de las mujeres en la lucha global contra el cambio climático. De las mujeres y de las niñas, ya que no podemos olvidar que fue una niña de 15 años, Greta Thunberg, quien tuvo la iniciativa de declararse en huelga contra su Gobierno hasta que éste se comprometiera a reducir la huella de carbono en sus actividades. Una niña que ha conseguido que los dirigentes de las grandes potencias mundiales escuchen su mensaje, despertando la conciencia dormida de una parte muy importante de la población mundial.

            Es un hecho que las mujeres están liderando la respuesta internacional para construir un futuro más sostenible. De nuevo nos encontramos con la mujer como elemento de transformación de nuestras sociedades. La mujer ejerciendo un papel de mediadora entre los seres humanos y la naturaleza ya que, como acertadamente señaló el secretario general de Naciones Unidas, António Guterres, “Estamos en guerra con la naturaleza y hay que hacer las paces”. Y ya se sabe: conciencia y diplomacia se escriben en femenino singular.

            Ahora bien, cuando hablamos de cambio climático y de sus terribles repercusiones, corremos el peligro de objetivar el problema de tal forma que olvidemos que, si bien el sujeto inmediato de las agresiones es el medioambiente, los mayores perjudicados somos todos los seres vivos del planeta. Desde los animales y plantas, que son víctimas inocentes de este drama, hasta los seres humanos que ya estamos padeciendo las consecuencias de la crisis medioambiental que comenzó hace tres cuartos de siglo.

            Y claro, como no podía ser de otro modo, los peor parados en todas las crisis son siempre los más débiles. Me refiero a las personas que habitan los países pobres donde los controles medioambientales y las políticas conservacionistas brillan por su ausencia.

            Pero hay más, ¿adivinan quiénes son las personas más vulnerables dentro de los más débiles? Exacto: las mujeres y las niñas, porque dentro de la carestía generalizada de los países subdesarrollados, son ellas quienes soportan las peores consecuencias.

            Los desastres relacionados con la crisis medioambiental provocan la muerte de unas 60.000 personas cada año, la mayoría de las cuales son mujeres y niñas. Y estas muertes son la base de un edificio que se desmorona sobre todos nosotros en forma de repercusiones ambientales, económicas y sociales como consecuencia de nuestro impacto sobre el entorno.  La ONU apunta más alto al afirmar que: “es un hecho que los desastres provocados por el clima exacerban las desigualdades de género arraigadas”.

            Y para quienes quieran datos he aquí uno suficientemente clarificador: en comparación con los hombres, hay 4,4 millones más de mujeres que viven en la extrema pobreza. Hemos de tener en cuenta que las tareas asignadas tradicionalmente en estas culturas hacen a la mujer responsable de las faenas agrícolas y del mantenimiento del hogar, actividades ambas que se tornan imposibles sin el agua potable. Pero el incremento de la temperatura del planeta ha agudizado la sequía en países que por su clima soportan una estación seca que, debido a la mano del hombre, ha pasado de durar sólo unos meses a alargarse durante años.

            La escasez de agua obliga a las mujeres de estas zonas del planeta a dedicar horas y recorrer decenas de kilómetros buscando agua potable expuestas a innumerables peligros. Por otra parte, la crisis climática repercute de forma decisiva en el desarrollo económico, condenando a estos países a un eterno circulo vicioso de pobreza del que, si no se producen cambios drásticos en los modelos productivos del primer mundo, nunca saldrán.

            He hablado de sequía, pero también podría haberlo hecho del polo opuesto, es decir, de las inundaciones vinculadas al calentamiento global. Sin embargo, dado que tanto el origen como las consecuencias de estos dos extremos son los mismos, considero que el impacto sobre la igualdad de género causado por el maltrato al medioambiente ha quedado suficiente demostrado. Pero por si todavía alguien albergara alguna duda, comparto otros datos de la ONU sobre el particular. Por ejemplo, en el tsunami de 2004, el 70% de las víctimas mortales fueron mujeres. En otro tipo de catástrofes, la cifra puede llegar a ser 14 veces mayor. Y hay más: ellas – nosotras – suman el 80% de las personas refugiadas por causas climáticas. Negar la relación que existe entre género y medioambiente no sólo es dar la espalda a la realidad, sino, en sentido contrario, constatar un hecho incuestionable hoy: la mayoría de las decisiones que perjudican el medioambiente tienen un efecto negativo multiplicador sobre las mujeres y niñas en países donde ya son víctimas propiciatorias por otras muchas razones.

            Ante este panorama, la única respuesta posible es que las mujeres tomemos partido para disminuir la brecha de género medioambiental. Y eso tenemos que hacerlo desde los países desarrollados, para que la presión sobre los gobiernos que oprimen a las mujeres sea insoportable.

            Si nosotras, cada una desde donde nos corresponda, no luchamos por el medioambiente para salvar a esas mujeres y niñas sometidas y maltratadas, nadie lo hará y lo que es peor: seremos cómplices de su destino.

Tita García Élez

Alcaldesa de Talavera y presidenta de la FEMP-CLM

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